viernes, 9 de septiembre de 2011

- CUATRO -

Y hablando de intuición...
Es un rasgo característico de quien se acaba de transformar, incluso de quien está apunto de hacerlo.
Las mujeres tenemos la jodida y extraordinaria capacidad de darle millones de vueltas a las cosas que nos suceden, y con el paso del tiempo algunas hemos perfeccionado el estilo y somos capaces de conseguir auténticos bucles y hasta espirales alucinógenas con los pensamientos que estas nos generan.
Al convertirte en hada desarrollas la intuición, y se da un sensible cambio que te permite controlar la facultad de comprender las cosas al instante, coloquialmente hablamos de presentimiento. Una hada filósofa te hablará de conocimiento inmediato y de lo que es evidente. Una hada esotérica te explicará que posee capacidades extrasensoriales y, en algunos casos telépatas. Otras, te hablarás de meditación. Todas tienen razón.

Yo prefiero creer que una mezcla de todas estas cualidades puede darse siempre y cuando en tu vida anterior, en la vida en la que eras una mujer normal, antes de transformarte en hada, hayas sufrido mucho y muchas veces. Sólo el dolor activa la energía necesaria para la transformación. El dolor, la pérdida, la traición, el engaño o la decepción por poner algunos ejemplos son los detonantes y las semillas del cambio.
También las propias ganar de cambiar juegan un papel fundamental, pero eso ya es otra historia. Después de la muerte, el cambio es lo que mas miedo nos da.

Me preparo un Gin Tónic trasnochador y volvemos a la capacidad de intuición que desarrollas cuando te conviertes en una hada...a veces el Gin Tónic me hace perder los papeles...otras, el hilo de la historia...

La intuición como tal, es algo de lo que siempre nos hemos sentido especialmente orgullosas todas las mujeres, la capacidad de preveer lo que creíamos que iba a suceder en un momento dado. Nada que ver con lo que sucede cuando adquieres realmente esa capacidad. Entonces todo se vuelve del color de la lluvia. ¿Y que color tienen la lluvia?. El que tu quieras darle.
Color de lluvia de verano, de tormenta huracanada, de lluvia primaveral, de ráfagas de agua descontroladas, de lluvia que limpia el ambiente, de finas gotas cayendo en un día de sol, de cortinas de lluvia gris y espesa, de lluvia que tal como viene, se va.

Entonces comprendes que lo que no es, es porque no ha de ser y ya ni luchas, ni te enfadas, ni te enfrentas. Y la lluvia eres tu. ¿Resignación?. No, control. Control de tu capacidad de decisión sobre qué quieres que te suceda y con quien. Quizás con un poquito de suerte y un par de Gin Tónics más,  la intuición me lleve a comprender porqué me he tenido que convertir en hada en este preciso momento.

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